Emilia: ¿Dónde te has metido? Te preparé el desayuno, te estuve buscando, se enfrió, lo guardé en el horno y ahora tendrás que tomarlo frío.
Eduardo: ¿Qué clase de desayuno?
Emilia: Especial. Hoy es un día especial para ti.
Eduardo: ¿Por qué? ¿Por mi cumpleaños? ¡Bah!
Emilia: Reconoce que es un excelente motivo.
Eduardo: Demasiado repetitivo: ochenta y tres veces...
Emilia: No seas presumido. Ochenta.
Mª Manuela Reina, La cinta dorada