Seguidores

lunes, 27 de junio de 2011

Abandonado. (Presentación)

Un gorrión se posa en la vieja y oxidada verja de un caserón victoriano, envuelto en silencio y tinieblas, abandonado décadas atrás por una triste familia que cargaba a sus espaldas más desgracias de las que se puedan soportar.
Ese viejo caserón abandonado, ahora tan solo habitado por los fantasmas del pasado y las miradas rotas de los personajes de los cuadros que decoraban cada estancia. Los retratados perdieron la luz de su mirada mucho tiempo atrás, mientras las llamas del tiempo y el olvido devoraban los rostros sin vida de mujeres y hombres por igual. La vitalidad que pudieran desprender los paisajes pintados -que un día fueron bellos- se veía apagada por un halo de miseria y oscuridad. Los grandes ventanales por los que un día había entrado, glorioso y cálido, el sol de la mañana, albergaban ahora capas y capas de las cenizas de una muerta alegría, arrollando y acosando a ese sol que tiempo atrás desistió en su intento de llenar las estancias. Los suelos, muebles y paredes que un día fueron testigos de corteses fiestas señoriales, jocosas celebraciones infantiles y apasionados amoríos juveniles, languidecían sin la esperanza de tiempos mejores.
Y hoy por hoy, el pequeño gorrión retoma su vuelo y deja atrás un laberinto de terror y agonías, envuelto en los espectrales susurros que el viejo caserón exhala al viento.


Hola, bueno aquí está la primera historia de una pequeña "colección" que se titula Historias de un caserón victoriano. Espero que os guste.

jueves, 23 de junio de 2011

Eros

Toma aire, despacio. Inunda tus pulmones de vida. Ahógate en la dulce droga de su aliento. Cierra los ojos, y no dejes que la más mínima luz de realidad despeje tu mente. El viento roza tus pómulos, como dedos largos y suaves con olor a rosas. El sol golpea tu rostro con miles de látigos de luz, cálidos y tentadores hasta lo inverosímil; su calma te atrae, su calidez te desarma. Y te quemas, te abrasas, pro no huyes, no permites a tus pies dar media vuelta y alejarte de las llamas. Tu cerebro no responde, se esconde, enajenado por el mundo y sus sentidos. El corazón, desbocado, se lanza hacia su perdición, galopa sin cordura alguna por una pradera de emociones. El alma se aferra a una libertad inexistente, cree volar sin control ni barreras, saborea una falsa realidad. Cada célula, cada recoveco de tu ser tiembla ante su tacto.
Su recuerdo congela tus pensamientos, resquebraja tu mente y adormece tu razón.
Y un día, tratas de desplegar tus alas, volar hasta los más alto y expandir tus sentidos. Pero no puedes. Te revuelves en una prisión en la que tu mismo te has encerrado. Estás cohibido ante un ser que no conoces, que creías parte de ti.
Y cuando todo acaba y tu tormenta interior parece encontrar la calma, el recuerdo de los pasado se te clava como un puñal de mil filos.
Ya son muchos los que cayeron, y es que esta,
ES LA MAGIA DEL EROS.