Para hoy os dejo el tercer capítulo de Besos de Rubí, que espero que os guste ;)
Un besito!! Y dejad un comentario ya que os pasais por aquí. Bye!!! :D
Capítulo 3: Una agradable velada
El reloj marcaba las siete menos cinco cuando Cassandra salió por la puerta
giratoria del hotel. Por suerte, el restaurante donde Di Genaro la había citado
estaba solo a unos minutos andando y no tomaría mucho tiempo llegar allí.
Caminó hacia allí con paso rápido -siempre le gustaba llegar pronto a las
reuniones de trabajo- en sus altas sandalias azul eléctrico a conjunto con el
ceñido y elegante vestido de cuello de barco que se había puesto. Cuando llegó
a la dirección que se le había indicado, se encontró delante de un pequeño
restaurante italiano de fachada sencilla y rústica. Entró con desconfianza,
convencida de que se había equivocado de lugar, y una pareja de ancianos
amables y sonrientes le informaron de que, efectivamente, había una reserva a
nombre de Domenico Di Genaro. Tras esto, la mujer le guio hasta un pequeño
salón apartado donde había tan solo una mesa con sus dos sillas y jarrones con
flores adornando la estancia.
-El señor Di Genaro nos
llamó hace unos minutos –dijo la mujer con un notable acento italiano-. Le pide
disculpas porque tardará unos minutos más en llegar debido a que su vuelo se
retrasó.
Cassandra asintió mientras
tomaba asiento, murmuró un “gracias” y le dedicó una sonrisa amable a la
anciana, que salió de la salita tras entregarle la carta de comidas. Estaba
algo confusa con la información que le había dado la anciana, no sabía que Di
Genaro había tomado un vuelo para volver a Florencia ese mismo día. Con una leve
sacudida de cabeza deshecho el pensamiento de su mente y se centró en la carta
que tenía entre las manos; no tenía por qué importarle de dónde venía o hacia
dónde iba aquel hombre.
-¿Cassandra Diamantidis?
–preguntó una voz ligeramente conocida a su espalda, lo que la hizo
sobresaltarse y girarse rápidamente.
-¿Qué haces tú aquí?
–preguntó ella a su vez con desdén al darse cuenta de que tenía ante ella al
hombre del aeropuerto.
-Interesantes los modales
que utilizan los de su empresa –comentó él con una sonrisa pícara asomando de
sus labios-. Domenico Di Genaro, es un placer volver a verla –añadió
extendiendo la mano.
La joven estaba
estupefacta. Domenico Di Genaro, el joven y rico empresario y economista
italiano que sus jefes morían por conseguir, era el mismo descarado y seductor
hombre que había tratado de invitarla a un cóctel en el avión y que más tarde
la había salvado de una estrepitosa caída, y ahora se encontraba ante ella con
una sonrisa pícara y altiva que la sacó de sus casillas. Ahora entendía las
palabras de la anciana. Claro que el vuelo de Di Genaro se había atrasado, ¡era
el mismo que el suyo!
-Buenas –saludó ella aún
sorprendida-. Me presentaría, pero veo que sabes de mí más de lo que esperaba.
-Solo lo esencial,
señorita –dijo él sonriendo.
Ella no respondió.
-Veo que ya tienes la
carta –comentó tras un tenso silencio-. ¿Hay algo de su agrado?
-No he mirado
detenidamente el menú –confesó ella con desconfianza.
-Permítame entonces que le
recomiende que pida el bistec a la florentina. Aquí lo preparan especialmente
bien –dijo sonriendo mientras se sentaba.
Cassandra tan solo
asintió, sintiéndose ya algo más relajada, aunque una ligera tensión todavía
flotaba en el ambiente. Los dos se mantuvieron en silencio, evaluándose con la
mirada, hasta que la anciana entró de nuevo en la estancia con su siempre
agradable sonrisa. Consigo traía un plato repleto de tan tostado en el que
había untado lo que parecía ser paté.
-Crostini di fregatini –dijo la mujer señalando el plato ante la
mirada curiosa de Cassandra-. ¿Han decidido que van a tomar? –preguntó después
mirándolos a ambos.
-Dos bistecs a las
florentina, por favor Rosa –pidió Domenico con amabilidad.
-En seguida –dijo la mujer
sonrientemente-. ¿Brunello di montalcino
para beber? –preguntó Rosa. Domenico asintió y la mujer salió de la habitación.
-Conoces bien a los dueños
del restaurante, ¿verdad? –dijo Cassandra con cierta curiosidad a la par que
cogía una de las tostadas que había dejado la mujer.
-Son amigos de mis abuelos
maternos desde hace ya muchos años –explicó él.
Con esta última fase, y
sin saber por qué, Cassandra se deshizo de la tensión que permanecía en el
ambiente y esbozó una sonrisa sincera que Domenico le devolvió con alegría.
-Entonces… tus jefes te
han mandado a convencerme para que acepte que tengan una reunión con ellos,
¿no? –preguntó él aun sonriendo.
-Exactamente –contestó
Cassandra perdiendo su sonrisa y, recordando sus planes, se inclinó hacia su
bolso con la intención de sacar la carpeta con los proyectos e informes que
debía enseñar a Domenico.
-Acepto –dijo él
repentinamente, lo que hizo que Cassandra levantara la cabeza rápidamente con
cara de sorpresa.
-¿Qué? ¿En serio? Ni
siquiera te he mostrado los informes –casi gritó zarandeando la carpeta.
-Tus jefes han mostrado
mucha insistencia, así que acepto. No creo que una reunión haga mal a nadie –dijo
Domenico relajadamente y sonriendo.
-De acuerdo –aceptó ella
aún algo aturdida-. Llamaré a mis jefes entonces para que concierten una cita…
-Espera –la cortó Domenico
al ver que ella tenía intención de marcharse-. Acepto tener esa reunión, pero
tú te quedas a la cena. No es necesario ir con prisas a todos lados. Disfruta
de la velada –añadió sonriendo.
-Pero… -comenzó ella, pero
se detuvo al ver la mirada de él-. Está bien –consintió al final, rindiéndose.
-Perfecto –dijo él
simplemente sonriendo complacido.
Un instante después Rosa
entró en la habitación con dos platos en las manos y ambos irrumpieron su
conversación para dar buena cuenta de la deliciosa carne. La cena transcurrió
tranquila, tras la carne tomaron el postre, schiacciata alla fiorentina, que a
Cassandra le pareció delicioso, y más tarde Domenico la convenció para
mostrarle los encantos nocturnos de Florencia. Cassandra tenía que admitir que
todo era extrañamente bello y en el aire se respiraba el clásico aroma de La
Toscana, y también que Domenico no era tan desagradable y engreído como había
supuesto.
-Gracias
por acompañarme al hotel, pero no era necesario –dijo Cassandra cuando llegaron
a la puerta de recepción.
-No
tiene importancia –contestó Domenico con despreocupación-. Ha sido un placer
mostrarle la bella Florencia –añadió sonriendo.
-Mañana
llamaré para concretar la cita con mis jefes, ¿de acuerdo?
-Claro.
Espero tu llamada –dijo él mientras un extraño gesto que Cassandra no supo
interpretar recorría su cara-. Buenas noches –se despidió besando la mano de
Cassandra.
-Buenas
noches a ti también –dijo ella a su vez con una tímida sonrisa.
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Domenico se desplomó en el
colchón nada más entrar a su cuarto. ¿Qué demonios tenía esa mujer que la hacía
tan arrebatadoramente irresistible? Claro, que cualquiera caería rendido ante
su belleza y su cuerpo pero él no estaba tan seguro de que su hermosura fuera
lo único que hacía dar vueltas su cabeza.
Cerró los ojos con pesadez
y se quedó tumbado, sin siquiera desvestirse, hasta que el sueño se deslizó
hasta él y cayó dormido, pensando si esa noche soñaría con la pelirroja de ojos
azules que le había deslumbrado.
Me gustó mucho!! & he encontrado varias similitudes en ambos, cositas curiosas, por el ejemplo que los dueños del restaurante sean conocidos de Domenico así como en el primer capítulo (si no me equivoco) vemos que Cassandra también tiene conocidos en un restaurante italiano. Bah, quizá no tenga nada de curioso pero a mí en cierto punto me pareció gracioso.
ResponderEliminarSe nota de lejos la química que tienen ambos pero he de suponer que con la actitud de Cassandra no será la relación más sencilla de todas, & si el hombre es así de atractivo deberá de tener a una que otra detrás de él (cómo no) por lo que más adelante podrían haber celos? No lo sé, me estoy haciendo un montón de hipótesis xD Pero eso es buena señal, lo hago siempre que una historia me gusta mucho & eso me ocurre con tu novela.
Parece que Domenico tiene interés & va a querer más de ella, eso me gusta *-*
Que bueno que tardaste casi nada para subirlo! Me imaginaba que podrías tardar como una semana más pero en cuanto lo vi en twitter me llevé una buenisíma sorpresa!
Espero al siguiente <3
Saludos!
Espero el siguiente, este me ha encantado pero quiero mas :)
ResponderEliminarTienes premio en mi blog(:
ResponderEliminar¡Besos de Rubi!
ResponderEliminarenserio! me ha encantado! :'D escribes muy bien Ainoha :3 y me encanta la personalidad de Cassandra, es como de esas chicas que se esfuerzan demasiado por su trabajo! y veo que de verdad lo hace muy bien, ¡Vive del trabajo! hahaha
y su amiga! aww que se va a casar y ella va a ser la dama de honor, ¡Me encantó el detalle que le dejo! X'D
DOMENICO!hahaha enserio xD me maté de risa cuando descubrí que era el mismo del avión, él que le ofreció la bebida XD hahaha yo me hubiera muerto de la pena si me lo hubiera encontrado de nuevo y después averiguar que era el mismisimo Domenico con el que tenía que hacer una entrevista de negocios XD hahaha pero no sé ve tan arrogante e_é se ve que es lindo, la acompañó hasta su departamento y además ¡Acepto la entrevista! lo que tenía que lograr :D
Hahaha pero no creo que Cassandra se las deje tan fácil, ella no está interesada en los chicos ni en el amor :P haber como se las arregla Domenico para conquistarla !
Me gusto mucho tu novela, creo que es por la diferente cultura de Florencia y pones las típicas comidas de allá :D me encantaría una entrada con las diferentes comidas *¬* para hacerme agua la boca :P hahahaha
Un saludo y espero el próximo capítulo de besos de Rubi♥
QUÉ BONITO!
ResponderEliminarME ENCANTA VER HISTORIAS EN LOS BLOGS:)
PASAOS POR EL MIO, TAMBIEN ESCRIBO UNA NOVELA, AUNQUE TENGO MUY POCASS VISITAS :$
UN SALUDO, Y ESPERO NO MOLESTAR Y QUE OS PASEIS! :d
Ay me encantó... Así que después de todo no se llevaron tan mal eh? Y que bueno que él haya aceptado rápidamente, así se le hizo todo más fácil a Cassandra... Me alegra :D y te juro que quiero saber qué más podrá pasarrrrrr!
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